lunes, 27 de julio de 2015

El hospital de futuro, según el Dr. Edward Bach.




Dr. Edward Bach (1886 – 1936)
Creador de las Flores de Bach


Disertación efectuada en Southport por el Dr. Edward Bach, febrero de 1931

“Venir esta tarde a dar esta disertación no ha sido para mí nada fácil. Ustedes son miembros de una sociedad médica, y yo he venido como médico. Sin embargo la medicina de la que quiero hablar está tan lejos del parecer ortodoxo de hoy, que  hace que haya poco en esta hoja de papel que tenga que ver con el olor del consultorio privado o el hospital, tales como los conocemos en el presente. (…)

Permítame echar una breve ojeada al hospital del futuro.

Será un oasis de paz, de esperanza y de alegría. No habrá lugar para las prisas y el ruido. No existirá ninguno de esos terribles aparatos y máquinas que hoy en día se utilizan. No se olerá a productos desinfectantes ni a anestesias. No aparecerá nada que recuerde a la enfermedad y al padecimiento. Los pacientes no serán continuamente molestados para tomarles la temperatura. No existirán reconocimientos diarios con estetoscopios y otros aparatos de exploración para grabar en el ánimo del paciente la naturaleza de su enfermedad. No habrá lugar para esas continuas tomas de tensión para transmitir al paciente la sensación de que su corazón palpita demasiado rápido. No aparecerá ninguna de estas cosas, porque todo ello dificulta la atmósfera de paz y tranquilidad que tan necesaria es al paciente para facilitar su pronta recuperación. Tampoco habrá ya necesidad de laboratorios, porque el análisis microscópico de los detalles, no tendrá ninguna importancia cuando se haya comprendido que es el paciente el que debe ser tratado y no la enfermedad.

El objetivo de todas esas instituciones será el producir una atmósfera de paz, de esperanza, de alegría y de confianza. Todo lo que se haga será para que el paciente sea estimulado a olvidar su enfermedad y a que aspire a su recuperación, corrigiendo al mismo tiempo cada uno de los fallos existentes en su naturaleza, y para que entienda la lección que debe de aprender.
Todo será maravilloso y hermoso en el hospital del futuro, de tal forma que el paciente busque la manera de salir de ese lugar no sólo para liberarse de su enfermedad, sino también para desarrollar el deseo de llevar una vida en la que exista una mayor armonía con las órdenes de su alma de lo que ha existido hasta ahora.

El hospital se convertirá en la madre de los enfermos. El hospital los tomará en sus brazos, los tranquilizará y consolará, proporcionándoles al mismo tiempo esperanza, confianza y valor para superar sus dificultades.

El médico del mañana reconocerá que él, por sí mismo, no posee ningún poder para sanar al otro, sino que le fueron dados los conocimientos de cómo guiar a sus pacientes y lograr que la fuerza curativa sea canalizada a través de él para, de esta manera, liberar a los enfermos de sus padecimientos. Todo esto lo recibe el médico cuando dedica su vida al servicio de sus semejantes, al estudio de la naturaleza humana, de tal forma que pueda comprender parcialmente el sentido de esta naturaleza, y tiene un deseo de todo corazón de liberar a los hombres de sus padecimientos y de dar todo por ayudar a los enfermos. Entonces, su poder y capacidad de ayudar crecerá de forma directamente proporcional según la intensidad de su deseo y de su disponibilidad a servir. El médico comprenderá que la salud, al igual que la vida, depende única y exclusivamente de Dios, y sólo de él. Comprenderá también que los remedios que emplea sólo son remedios dentro del plan divino que contribuyen a conducir al afectado de nuevo hacia el camino de la ley divina.

El médico del mañana no tendrá interés en la patología o en la anatomía patológica, ya que él investiga la salud. Para él no juega ningún papel el hecho de que, por ejemplo, la disnea sea producida o no por el bacilo de la tuberculosis, por el estreptococo o por cualquier otro microorganismo. Pero, por el contrario, será marcadamente importante para él el saber por qué el paciente al respirar tiene que padecer semejantes dificultades. Es insignificante el saber que parte del corazón es la que está dañada y, por contra, es tremendamente importante descubrir de qué manera el paciente ha desarrollado de manera equivocada su amor. 

Los rayos X ya no serán utilizados para examinar una articulación artrítica, sino que más bien se investigará la personalidad de paciente para descubrir dónde se encuentra el agarrotamiento en su alma.

Los diagnósticos de las enfermedades ya no serán dependientes de los síntomas y muestras corporales, sino de la capacidad del paciente de corregir sus errores y de poder volver a estar en armonía con su vida espiritual.

La formación del médico, englobará un profundo estudio de la naturaleza humana que conducirá a una gran percepción de lo puro y perfecto, a la comprensión del estado divino del ser humano, así como al conocimiento de cómo se puede ayudar a aquellos que padecen, de manera que su relación con su yo espiritual vuelva a ser armónica y en su personalidad se restablezca de nuevo la salud y la concordia.

El médico del futuro estará en condiciones de poder averiguar el conflicto existente en la vida del paciente que ha ocasionado la enfermedad o desarmonía entre el cuerpo y el alma. Esto le permitirá darle al paciente el consejo que para él es el adecuado y tratarlo.

El médico también tendrá que estudiar la naturaleza y sus leyes, estará familiarizado con las fuerzas curativas de la naturaleza de tal forma que pueda utilizar estos conocimientos para el beneficio del paciente.

El tratamiento del mañana despertará, en esencia, cuatro cualidades en el paciente:

 • Paz
 • Esperanza
 • Alegría
 • Confianza

Todo el ambiente que le rodee, así como la atención, así como la atención que se le preste al paciente, estarán al servicio de ese objetivo. Al englobar al paciente en una atmósfera de salud y de luz, se apoyará su recuperación. Al mismo tiempo, los errores del paciente han sido diagnosticados, se ha conseguido que él los vea claros y ahora obtiene apoyo y ánimo para poder superarlos.

La manera de actuar de estos remedios consiste en elevar nuestras vibraciones y en abrir nuestros canales para que nuestro yo espiritual pueda sentir, en invadir nuestra naturaleza con la virtudes que necesitamos y en subsanar los errores que en nosotros ocasionan daños. Estos remedios son capaces, al igual que una música maravillosa o que todas esas magníficas cosas que nos inspiran, de elevar nuestra naturaleza y de acercarnos a nuestra alma, y, precisamente a través de esta forma de actuar, nos traen consigo paz y nos liberan de nuestros padecimientos.

No sanan atacando la enfermedad, sino invadiendo nuestro cuerpo con las maravillosas corrientes de nuestra naturaleza ya más elevada, en cuya presencia cada enfermedad se funde como la nieve bajo los rayos del sol.
Finalmente, estos remedios cambian la actitud del paciente frente a la salud y la enfermedad.

Se debe acabar para siempre con el pensamiento de que se puede comprar el alivio de una enfermedad con oro o plata. La salud tiene, como la vida, un origen divino, y sólo puede ser alcanzada a través del empleo de medios divinos. Dinero, lujo o viajes pueden hacer que, de puertas para afuera, parezca que podemos comprar una mejora de nuestro estado corporal, pero todas estas cosas nunca nos podrán proporcionar la verdadera salud.

El paciente del mañana entenderá que él, y solamente él, podrá liberarse de su padecimiento, aunque pueda recibir consejo y ayuda por parte de otras personas cualificadas que le apoyan en su esfuerzo. La salud, por tanto, existe cuando podemos hablar de armonía entre el alma, el espíritu y el cuerpo. Esta armonía es condición indispensable antes de que se pueda producir la curación.





jueves, 23 de julio de 2015

Los portadores de sueños.




Gioconda Belli 

Los portadores de sueños.

En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.


Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.


Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua en el corazón del hombre. 


Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar. 


De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.


Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales tuvieron algo que ver con esto,
la verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre. 

Son peligrosos - imprimían las grandes
rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes
en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.

Hay que destruirlos - imprimían las grandes
rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus
discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aún con la muerte. 


Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías. 

miércoles, 22 de julio de 2015

Eduardo Jorge Malinowski




Conocí a Eduardo, en mis primeros viajes a la ciudad de Barcelona, paseaba por la rambla de cataluña fascinado por la vida que burbujeaba a mi alrededor... mimos, acróbatas, músicos, trileros, maradonas, artistas marciales, estatuas humanas... embriagado de sensaciones caminaba despacio hacia Colón, y allí donde todo se transforma en un pequeño montmartre, descubrí la paradita de Eduardo...  todo lo que antes había sido un regalo para mis sentidos, ese rincón, lo fué para mi alma.... 

Much@s fueron l@s que inspiraron la transformación que dí a mi vida en años posteriores... Pero tu palabra, tu presencia, tu autenticidad despertaron mi alma... y ya no pude volver atrás...

No volví a verte en años posteriores, espero que la vida te haya traído más vida, para seguir sembrando corazones... para seguir volando en el corazón del viento...

Hoy quiero hacerte, maestro, un pequeño homenaje exponiendo un trocito de tu obra...


TÚ PUEDES

Aunque una y otra vez hayas errado,

también erraron cuantos han vencido;
cuanto más duro el golpe recibido
más honda la lección que habrá dejado.

Tú puedes rescatar, tu sueño hundido
como al bello tesoro más preciado,
así como del barro y sepultado
vuelve el loto a elevarse florecido.

Si el rumbo que una vez has elegido
palpita como un fuego esperanzado,
no dejes que se apague en el olvido.


Luchar, ya es medio triunfo conquistado,
que no importan las veces que has caído,
si después de caer te has levantado


AHORA

Ahora es el momento de hacer lo que más quieres.
No esperes al lunes, ni esperes a mañana.
Que no aumente ante ti la caravana
de sueños pisoteados. Ya no esperes.

No reprimas por miedo o cobardía.
No postergues la vida con más muerte,
no esperes nada más de la suerte
que no hay más que tu tesón y tu energía.

Si tu sueño es hermoso, dale forma
como esculpe el arroyo la ribera,
como el viento que vive y se transforma.

Y para que todo resulte a tu manera,
redacta para ti mismo tu norma
y convierte tu otoño en primavera.

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Al alma sólo llega
lo que sale del alma.

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Donde no hay verdad
falta todo.

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Y no quiero agradar con mis poemas
elogiando el egoismo y el orgullo humanos.
Tan sólo éste es mi aroma,
éstos mis pétalos.
Me abro ante tu alma.
Me brindo como soy, tal cual existo.
Dispuesto lo mismo al viento que al rocío,
a la mosca, a la abeja, a la pedrada.
Mientras chupan el néctar de mis venas,
erguido al sol, doy polen y me callo.


E. J. MALINOWSKI