lunes, 5 de enero de 2015

Aprendiendo a vivir





Recorremos esta experiencia llamada Vida, haciéndolo lo mejor que podemos... Queriendo aprender, buscamos adaptarnos a una sociedad que ha perdido el valor sagrado de la vida... Con suerte, sobrevivimos a nuestros primeros maestros en el arte de vivir: familia, amigos, escuela, cultura, fe… y con aún más suerte, saldremos indemnes del adoctrinamiento de la universidad, el mundo del trabajo, las normas sociales… manteniendo intacta nuestra libertad para pensar, para sentir…


En este recorrido y siguiendo las pautas marcadas… nos pasamos la primera mitad de nuestra vida buscando e intentando atrapar la “seguridad”; la que nos da el amor, la amistad, los ideales, el trabajo, el hogar, el dinero, la salud… y la segunda mitad, descubriendo que esto no es posible…


Porqué esa seguridad que tanto buscamos, se empeña en jugar con nosotros, saltándose todas las barreras con las que intentamos contenerla?…

Donde está el secreto?, es un error esta búsqueda?...


No… no todo es erróneo en nuestra forma de vivir, es una cuestión de sutilezas… la información que se nos ha transmitido está llena de medias verdades, por eso la hemos adoptado, porque “parecen” verdad… pero la VERDAD completa, es sólo revelada a un corazón despierto y a una mente capaz de pensar en libertad… Capaz de comprender y aceptar algunos conceptos básicos como:

Que el amor se transforma, al igual que los ideales. 

Que hay amistades, almas compañeras, de sólo un tramo del camino…

Que la salud va y viene, mientras nuestro cuerpo se adapta a los cambios de nuestra consciencia. 

Que nuestro verdadero hogar está en nuestro interior.


Que el dinero llena los sentidos, pero no el corazón… Y que lo mejor que puede pasarnos en la vida, es vivir la experiencia de alcanzar esa seguridad, esa confianza, mientras transitamos dificultades…


La vida es CAMBIO… Son las primeras palabras que todo niño debería aprender en su hogar y en la escuela… y deberíamos enseñarles, aunque sólo fuera para evitarles el sufrimiento que ocasiona la profunda decepción, que de otro modo vivirán, en la segunda mitad de su vida…


Lo más interesante, es que a pesar de la experiencia humana acumulada … (lo cual no quiere decir comprensión, ni sabiduría) generación tras generación seguimos transmitiendo los mismos valores a nuestra descendencia… como si de forma inconsciente deseáramos que vivan lo mismo, para reafirmar a través de ellos, nuestra creencia sobre la vida…


En una ocasión, le conté a mi amigo y maestro Agustín Orea…  “Que me sentía vulnerable, me había enamorado de una mujer y aunque sabía que sería una relación difícil, su amor y el que yo sentía hacia ella, me hacía sentir una seguridad que nunca había experimentado hasta entonces… siempre la busqué en mí… sentir que la seguridad me la traía otra persona… me hacía vulnerable… Que haría si un día me faltaba?”


-“Vívela…, respondió - aprovecha esta oportunidad que te brinda la vida…. Aprovéchala aunque dure dos días… esta experiencia te llevará más lejos … un guerrero descubre la seguridad allí donde está su corazón…”


Duró mucho más de dos días… y aunque esa historia de amor acabó sin que consiguiera  comprender del todo el significado de sus palabras… hoy las vivo con todo mi ser y puedo compartirlo contigo…


Las culturas más antiguas de nuestro planeta, comprendieron hace miles de años el sentido de la vida y legaron este conocimiento a la humanidad para que pudiéramos vivir en armonía con sus leyes.


Todo cambia, somos cuerpo y alma, materia y energía dicen los maestros… Pero en nuestro caminar y mientras aprendemos a adaptarnos… nos sentimos obligamos a elegir e inconscientemente nos aferramos a esa elección; cuando lo hacemos, negamos lo contrario… plantando de esta forma, la semilla de nuestro sufrimiento.


Ciencia o espiritualidad, cuerpo o alma, razón o sentimiento, sombra o luz, bien o mal.

Cuantas piedras en el camino!!!... pero benditas piedras…


Estas antiguas enseñanzas nos dicen, que la armonía es generada por dos polos opuestos, opuestos pero complementarios, no hay separación entre ellos, sino complementariedad, cooperación… ambos son necesarios para que la vida se exprese en toda su grandeza, es la eterna danza representada en el símbolo del Tai Ji, más conocido como el símbolo del yin y el yang, donde el “cambio y la transformación” es la única constante que permanece inalterable… Donde el AMOR abraza los opuestos para expresar el verdadero mensaje de la vida…


Este antiguo legado nos dice que… nuestra mente está conectada a las células que conforman nuestro cuerpo, que nuestro corazón, centro del sentimiento… está conectado a ambos y que este último está íntimamente ligado al alma, nuestro vínculo con la inteligencia divina, fuente de todo lo creado.


También nos dicen que estamos unidos a las estrellas, al ritmo de los planetas, al corazón de la madre Tierra y al ciclo constante de cambios de toda su creación bajo la influencia del padre Cielo.


… Y que lo único que nos separa a los seres humanos, es nuestra ignorancia.


Así que… si realmente queremos comprender la VIDA, adaptarnos, encontrar esa seguridad que tanto anhelamos, no podemos seguir buscado con el mismo mapa, la misma guía que nos confundió a todos, generación tras generación:


LA CREENCIA IMPLANTADA DE QUE ESTAMOS SEPARADOS, DE TODO Y DE TODOS.


La búsqueda de la seguridad, de la confianza, puede transformar nuestra vida cuando alcanzamos la comprensión de lo que la vida es… Una oportunidad para experimentar el AMOR y la UNIDAD…                                                                                                         
Así, cuando descubrimos que vivir se hace más fácil fluyendo con el ciclo constante de cambios que se producen dentro y fuera de nosotros…

Cuando descubrimos y experimentamos la coherencia interior, siendo “Uno”, en pensamiento, sentimiento y acción…

Cuando descubrimos que el AMOR es la fuerza más poderosa del universo...                                                                                                              
La seguridad, la confianza… se convierten en nuestras compañeras… 

Y puede que dejemos de estar bien adaptados a esta sociedad y sus leyes, pero nos adaptaremos a las de la VIDA, con toda su magia… y empezaremos a VIVIR... íntegros y unidos a todo y a todos… creando felicidad, y haciendo que esta experiencia llamada Vida se convierta en un acto sagrado, que merezca la alegría ser vivido.


Antonio Mª Rabaneda.